El mandato de Petro pende de un hilo: la apuesta de alto riesgo a todo o nada
El mandato de Petro pende de un hilo: la apuesta de alto riesgo a todo o nada. Érase una vez un Gustavo Petro que silenció muchas bocas. . Acababa de lograr que más de 11 millones de colombianos votaran por él, rompiendo mitos o verdades como que Colombia es de derecha y él, un guerrillero comunista que quería convertir al país en Venezuela. . El día que juró como presidente, algunos que nunca lo habían apoyado decidieron darle el beneficio de la duda a este hombre al que siempre habían repudiado. . Era una tarde de agosto y el político, con aire de filósofo romántico y su rala melena despeinada por el viento, hablaba de unidad, de paz, de un gobierno de puertas abiertas y de su deseo de escuchar a todos. . Nombró ministros de centro y de ascendencia liberal y acordó un consenso mayoritario en el Congreso con los partidos de derecha. . El país que nunca había tenido un presidente de izquierda abrazó la idea del cambio. .
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