Sánchez se rasca los pies en Lanzarote mientras corre el reloj judicial para su imputación
La cosa se le empieza a poner de color hormiga al figura, término acuñado por Eurico Campano para referirse a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno socialcomunista ha optado por poner pies en polvorosa y dedicarse a la holganza en el Palacio de La Mareta, en Lanzarote. El líder socialista, que aún no ha dicho esta boca es mía en relación a lo sucedido con Carles Puigdemont y su esperpéntica nueva fuga, también sabe que hay una cuestión que le preocupa aún más si cabe. Y esa no es otra que todo lo acontecido con el caso Begoña Gómez. Sánchez y su mujer, lejos de dar explicaciones a la Justicia, fueron con todo contra el juez Juan Carlos Peinado y ahora es cuestión de días o de pocas semanas saber si al final el magistrado opta por subir la apuesta y dejar en un farol el ataque del presidente del Gobierno. Dicho con otras palabras, el juez puede acabar imputando a Ped
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