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Cuatro Hombres y un Ataud
Despedir a un muerto puede ser algo interminable si se trata de un gran amigo. Más todavía si a ambos les gusta la bebida, si por tradición hay que parar en cada casa del pueblo para que el muerto se despida. Y aun cuando el cura y la gente respetable pretendan llevarlo directamente al cementerio, siempre habrá esquinas por las cuales escabullirse con él y seguir con la parranda.
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